BELLE TOUJORS, Manoel de Oliveira por Vicente Sánchez

El teórico estadounidense Neil Postman vaticinaba en 1985, en su polémica obra Divertirse hasta morir, como la sociedad occidental se estaba embruteciendo como consecuencia de los efectos nocivos de la televisión en la vida pública. Postman consideraba que su contenido visual, emocional y totalmente basado en las imágenes había desplazado los valores lingüísticos de la sociedad (y con ello el discurso ideológico), convirtiendo a la diversión y el entretenimiento en toda una supra-ideología. Todo esto llevaría a la sociedad hacia el aturdimiento y hacia la destrucción de la cultura.

¿Se equivocaba? Es complicado saberlo aún, pues todo cambio conlleva un tiempo, pero sí podemos intuir que algo está cambiando en la sociedad. El medio es la metáfora, y sólo hay que fijarse en el cine, espejo retrovisor de la actual sociedad y modelo y patrón de las tendencias, para comprender que algo no va bien.

Es evidente que el cine ha cambiado. Las teoría de análisis fílmico empiezan a quedarse anticuadas ante las nuevos modelos cinematográficos que consume (devora) el público y ante la nueva industria que empieza emerger. De este modo, los dos principios generales que gobernaban la composición del argumento, basados en el retraso y la redundancia han quedado totalmente obsoletos. El director ya no piensa en un público inteligente, sino en un espectador limitado al que debe dársele todo claramente masticado. Esto lleva a que la media de duración del cine actual oscile entre las dos y tres horas y que las elipsis hayan comenzado a desaparecer. Se parte de la conclusión de que si se no dan todos los aspectos fílmicos, tanto temporales, como espaciales, el espectador se perderá al no ser capaz de crear sus propias hipótesis, o de dar una unidad temporal a lo planteado.

Ante este panorama el cine ha comenzado a reinventarse, y como citaba anteriormente, todo proceso lleva su tiempo. El primer paso suele ser la destrucción del arte. Algo parecido ocurrió con la pintura en 1910, cuando ante el exceso de movimientos y tendencias, y con el telón de fondo del desequilibrio político-económico, el no-arte acabó por sustituir al arte, y autores como Duchamp o Malevich, este último con su emblemático Cuadro blanco, sobre fondo blanco, sembraron la base de que todo valía. Esto no mató a la pintura, pero si abrió un nuevo camino para artistas, cuyas obras quedaban muy lejos de los principios que aludían suscitar o criticar.

Este efecto no podía tardar en perturbar el resto de artes, y el cine que empezó a desarrollarse y a encontrar su forma y estilo entre 1910 y 1920 ha empezado a resentirse. Ya todo vale: desde las películas con contenido explicito pornográfico, incluido el homosexual, como la reciente Shortbus, hasta la filmación exacta, plano a plano de clásicos como Psicosis, llevada a cabo por Gus Van Sant. Autor clave de esta destrucción del patrón narrativo, y del que pronto podremos ver su última rareza, Last days. Definitiva constancia del predominio de la no acción.

Toda esta reflexión nos lleva directamente hacia Belle Toujous de Manoel de Oliveira. Un director, que a pesar de haber cumplido noventa años, es uno de los abanderados de esta búsqueda de nuevas formulas, y símbolo de que hasta lo más antiguo puede cambiar. Estamos ante su tercer filme conceptual-experimental tras Vuelvo a casa y Una película hablada. En este caso homenajea a Luis Buñuel, y en concreto a una de sus obras maestras, Belle de jour, retomando cuarenta años después, la vida de dos de sus principales protagonistas.

Se trata pues de un epílogo-secuela en la que vuelve a trabajar Michel Piccoli, pero en la que Catherine Deneueve decidió no participar (aún le queda cordura), siendo sustituida por Bulle Ogier.

Las preguntas que nos asalta una película como esta son similares a las que nos suscitaban propuestas como la ya mencionada re-filmación de Psicosis, o subproductos de imitación que han llegado a nuestras pantallas como El buen alemán que no dejaba de ser un mal ¿homenaje? a Casablanca. ¿Estamos ante imitación, o ante novedad?, y sobre todo, ¿nos hemos vuelto tontos los espectadores? Respecto a esto último, Albert Boadella en una reciente entrevista, consideraba que «los únicos cretinos son los que venden la nada por el temor de los demás a pasar por cretinos».

Belle Toujous aún siendo una película meramente interesante, que apenas dura 65 minutos, no deja de ser una nueva muestra de la tendencia hacia el no-arte. Una cinta como esta queda muy lejos del trabajo de un hombre como Buñuel, un cineasta que más que talento tenía genialidad, y al que por tanto no se puede imitar. Belle de jour era una obra maestra, y por tanto cualquier intento de aproximarse será inútil.

Platón consideraba que todo artista es plagiador ya que no hace otra cosa que hacer copias de las copias que son los distintos objetos de la realidad (es decir, que éstas son copias de las ideas perfectas del mundo celeste). Por mi parte, sin haber pensado mucho la cuestión, creo que la originalidad es un valor fundamental y que cualquier obra que trate de copiar, aunque sea con la intención de superarla, será siempre de menos valor. Darle al cine de nuevo su antigua gloria no significa repetir lo que ya se hizo…

Vicente Sánchez.

AÑO
2006  
DURACIÓN
70 min.  
PAÍS
Portugal  
DIRECTOR Manoel de Oliveira
GUIÓN Manoel de Oliveira
MÚSICA  
FOTOGRAFÍA Sabine Lancelin
REPARTO Michel Piccoli, Bulle Ogier, Ricardo Trêpa, Leonor Baldaque, Júlia Buisel
PRODUCTORA Filbox Produções Audiovisuais / Les Films d’Ici
GÉNERO Drama
SINOPSIS 38 años después de «Belle de jour» de Luis Buñuel, dos personajes de la película vuelven a cruzarse con el misterio de un secreto que sólo conoce el personaje masculino y cuya revelación es imprescindible para el personaje femenino. Aunque ella le evita, él sigue sus pasos hasta que finalmente consigue que le preste atención al confesarle su intención de revelarle el secreto. Fijan una cita, una cena durante la cual ella, ahora viuda, aguarda la esperada revelación: qué es lo que él le dijo a su marido cuando éste estaba mudo y paralítico por un disparo efectuado por un amante de ella. La situación es tensa y ella termina sin saber qué es lo que realmente pasó. Se trata de la venganza de él porque la mujer nunca le permitió poseerla.

Publicado el 30/03/2010 en Uncategorized. Añade a favoritos el enlace permanente. 1 comentario.

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